El 2008 tuvo un buen término de año para mí, pasaba por buenos momentos en cuanto a mi estabilidad emocional, estaba contento con mi propia persona, había encontrado el eje estructural, la esencia de ser. También comenzaban buenos tiempos en cuanto a trabajo; mejores pagos, más experiencias, atreverse a la aventura de dejar lo estático y moverme.
A comienzos del 2009 logré estar trabajando de forma indefinida en Los Bronces, mina que se ubica en el Gran Santiago, en la comuna de Lo Barnechea, camino a Farellones; más menos una hora de viaje en dirección a la cordillera. Trabajaba en turnos de 7x7, debo reconocer que eran siete días de mucho trabajo en reparaciones estructurales de camiones mineros de alto tonelaje, tractores, motoniveladoras y maquinarias de esa índole; y sobre todo, días o mejor dicho siete noches interminables que me desgastaban formidablemente. Pero aún así, depués de eso, era maravilloso gozar de siete días de descanso en mi querido Vallenar, junto a mi Vanessita, junto al Diaaablooo, la Barbarita y junto a ese inolvidable chevrolet Gemini de mi cuñado, que nos llevaba a los espacios abiertos de las haciendas de mi Vallenar. El dinero que ganaba era suficiente; para las cosas sencillas de la vida estaba bien; dormir holgadamente, comer las "pichangas calientes" del Comilón, desayunar pan con palta y té en la mesita de terraza que aún tengo y que era mi comedor, siempre en compañía de mi perro Diablo, la Barbarita y mi, en ese entonces, polola; que ahora es el amor de mi vida.
Manolo ya había decidido irse de nuestra ciudad, se encontraba en Santiago viviendo junto a la tía; buscando encontrar su futuro, su tiempo y su lugar en la vida. Jamás pensé que las cosas tomaran el rumbo que hoy tienen, nunca imaginé verlo convertido en papá tan joven, y tan responsable; caramba que me sorprende!
En esas cosas salió mucho más atrevido que yo, más independiente, más audaz el hue'ón! Y lo mostró desde muy pequeño, con apenas ocho meses y los pañales humectados en mierda, se defendía ferozmente cuando mi papá le aplicaba algún correctivo. Si hubieran visto lo que yo vi... en fin.
Ya es hora de ir a descansar, trabajar de lunes a viernes no es mi horario favorito, menos con los tacos de Santiago; pero debo agradecer eso de llegar todos los días a mi hogar.
Acá es toy tratando de tomarme fotos de retrato, probando un lente 50mm.
Y aquí llegó la Vane a ayudarme con mis fotos, fue todo un aporte. Muchas gracias mi amor.