jueves, 8 de agosto de 2013

Frío invierno, cristalino invierno



Frío invierno







Ya llegó agosto. El mes fatal de los viejitos. Hoy partió la hermana de un compañero de trabajo, una mujer de avanzada edad. No pasó agosto. Lamento la pena que enluta a una familia. Una de tantas.

Ya llegó agosto, y continúa este frío de mierda, implacable; no le importa si alguno tiene abrigo, si alguno no. Nada más inunda cada parte de esta ciudad. 
En las madrugadas, camino a mi paradero habitual, observo el pasto blanquesino, los autos en la calle escarchados, papeles en el suelo, trozos de madera, todo lo que veo a mi paso, cubierto por el brillo cristalino del implacable frío. Llegando al paradero veo a los perros de la calle, sobreviviendo no sé cómo, enroscados en sí mismos tratando de guardar hasta la última gota de su calor. Por lo menos el Diablo y la Romi tienen una casita para protegerse, comida caliente por las noches y el abrigo de nuestro hogar. Recuerdo cuando el Diablo dormía dentro de la casa en mi cama junto a mí, abrigadito y cómodo. El único problema era que el muy cara de raja se adueñaba de mi cama, me empujaba hasta la orilla al punto de casi hacerme dormir en el suelo. Un día me aburrí y lo eché cagando pa' fuera, hasta el día de hoy. Pobre Diablo, eran buenos tiempos para él.
De vuelta en el presente; ¿qué será de las personas que viven en la calle? ¿cómo soportan estas inclemencias? Mis quejas se ven empequeñecidas ante la realidad cruda de los que duermen en medio de cartones y papeles de diario, ¿de qué forma un ser humano termina abandonado a su suerte? Ante estas imágenes no puedo dejar de preguntarme ¿Dónde está Dios ahora? ¿Porqué permite que sucedan estas cosas? ¿Cómo puedo mantener mi fé, teniendo la sospecha de que todo lo que aprendí en mi niñez sea mentira? La biblia, los curas, la "santa iglesia católica", la catequesis, las doctrinas ortodoxas, todo confabulado para mantenerme ciego. Y quizás sea bueno, en cierta forma. Cuando se empieza a ver sin dogmatismos, algo en el interior del ser duele.
Creo que si conociera todas las historias que han dejado de latir por esta formidable energía gélida, cada animal que sucumbe al frío implacable, moriría de pena. 

Ya estoy harto del frío, recuerdo los cálidos días del verano, cuando no podía salir ni al patio por el sol aplastante y deseaba que llegara luego el invierno. No sé si nunca estoy conforme, o si este clima de mierda de va al chancho.
Frío invierno, márchate luego.



miércoles, 31 de julio de 2013

Revisando un blog olvidado.

Que rápido pasa el tiempo, el año 2008 estaba en Vallenar, viviendo en la casa de calle Compañía, la casa de los abuelos, que pasó a ser, ahora, la casa de Fidel.
El 2008 tuvo un  buen término de año para mí, pasaba por buenos momentos en cuanto a mi estabilidad emocional, estaba contento con mi propia persona, había encontrado el eje estructural, la esencia de ser. También comenzaban buenos tiempos en cuanto a trabajo; mejores pagos, más experiencias, atreverse a la aventura de dejar lo estático y moverme.
A comienzos del 2009 logré estar trabajando de forma indefinida en Los Bronces, mina que se ubica en el Gran Santiago, en la comuna de Lo Barnechea, camino a Farellones; más menos una hora de viaje en dirección a la cordillera. Trabajaba en turnos de 7x7, debo reconocer que eran siete días de mucho trabajo en reparaciones estructurales de camiones mineros de alto tonelaje, tractores, motoniveladoras y maquinarias de esa índole; y sobre todo, días o mejor dicho siete noches interminables que me desgastaban formidablemente. Pero aún así, depués de eso, era maravilloso gozar de siete días de descanso en mi querido Vallenar, junto a mi Vanessita, junto al Diaaablooo, la Barbarita y junto a ese inolvidable chevrolet Gemini de mi cuñado, que nos llevaba a los espacios abiertos de las haciendas de mi Vallenar. El dinero que ganaba era suficiente; para las cosas sencillas de la vida estaba bien; dormir holgadamente, comer las "pichangas calientes" del Comilón, desayunar pan con palta y té en la mesita de terraza que aún tengo y que era mi comedor, siempre en compañía de mi perro Diablo, la Barbarita y mi, en ese entonces, polola; que ahora es el amor de mi vida.
Manolo ya había decidido irse de nuestra ciudad, se encontraba en Santiago viviendo junto a la tía; buscando encontrar su futuro, su tiempo y su lugar en la vida. Jamás pensé que las cosas tomaran el rumbo que hoy tienen, nunca imaginé verlo convertido en papá tan joven, y tan responsable; caramba que me sorprende!
En esas cosas salió mucho más atrevido que yo, más independiente, más audaz el hue'ón! Y lo mostró desde muy pequeño, con apenas ocho meses y los pañales humectados en mierda, se defendía ferozmente cuando mi papá le aplicaba algún correctivo. Si hubieran visto lo que yo vi... en fin.

Ya es hora de ir a descansar, trabajar de lunes a viernes no es mi horario favorito, menos con los tacos de Santiago; pero debo agradecer eso de llegar todos los días a mi hogar.

Acá es toy tratando de tomarme fotos de retrato, probando un lente 50mm.






Y aquí llegó la Vane a ayudarme con mis fotos, fue todo un aporte. Muchas gracias mi amor.