21 de marzo de
2016, 00:15 horas
Dejo registro del día domingo que ya se fue.
Hoy desperté temprano. Ya a las 8 de la mañana
estaba despierto. Después de la ducha me di cuenta de que me sentía mejor, que
mi ánimo estaba más recuperado. El sábado me levanté tarde; no tenía ganas de
nada y por la noche nos acostamos todos temprano en casa. Creo que me hacía
falta descansar, mucha falta descansar. Muchas horas despierto y pocas horas de
sueño de calidad; mas todo el peso de mi situación económica, el no poder ir al
Instituto por no pagar mis responsabilidades, las llamadas a mi trabajo
cobrándome, la vergüenza que esto me causa, no poder darle a mi familia lo que
merece, en fin, todo lo que deriva de esto, de no saber administrar el dinero.
Bueno, qué decir del despilfarro energético por la falta de voluntad y de
conciencia, por los pensamientos descontrolados de las cosas que quiero hacer,
de la forma de enfrentar mejor mi manejo financiero…. En fin….
Pero hoy me sentí mejor. El descanso largo me
ha hecho recobrar mis fuerzas. Quería empezar a hacer el trabajo de cierre de
la parte posterior de nuestro patio, pero como me sentía bien quise dedicar
unos momentos a la música y tome mi guitarra y toque burdamente acompañamientos
de temas de iron Maiden. Al rato se levanta mi mujer y mi hija y hubo algo de
batería, regaloneos y cosas así.
Y cuando quise ir a mi labor planeada, mi mujer
me cambia el esquema del día, diciéndome que quiere hacer cambios en el hogar.
Que muebles pa’lla, que sillones pa’ca, bueno y accedí, sabiendo toda la pega
que esto requiere. Y fui un fracaso. En todo el trabajo de cambios de mueble,
de hacer aseo en donde nunca se hace, en desconectar y volver a conectar todo
lo eléctrico, pase rabia todo el rato. Mi querida Vanessa me dice que no me
enoje, que se supone que estamos ordenando nuestro hogar para que se vea más
bonito, y en esto tiene razón. Ella puede hacer estas cosas con facilidad y yo
solo termino enojado. Se me acaba luego la paciencia de hacer estas cosas,
cuando debería aprovechar estas instancias y ser un buen hermetista, realizando
el orden de la casa con más conciencia y dedicación, y así darle energía
positiva a la acción. Pero fracaso. Y
fracaso cada vez que hago esto. Y en esto mi mujer me vuela la raja. No sé con
qué cara yo la critico. Es obvio que tiene defectos, pero yo también y parece
que los míos son más feos.
No sé cómo controlar este automatismo. Al ver
que hay desorden me enfado, cuando voy a buscar herramientas para trabajar en
el reordenamiento de algo, veo que también hay desorden, que en la pieza de
lavado y herramientas hay ropa sucia por aquí y allá, cosas situadas en medio,
cuando podrían estar a la orilla de la pared, dejando más espacio útil. Pero
está desordenado, entonces ordeno ahí, para sacar las herramientas, para seguir
ordenando allá, y allá sale más trabajo del que creo que va a salir y comienza
la idiotez y la rabia y no soy capaz de reaccionar a esto.
Y empiezo a refunfuñar en mi cabeza que mi
mujer deja cosas por aquí y por allá, que tiene ropa tirada por todos lados,
que para que quiere tanta ropa, ropa que queda para el lavado y no se lava; y
no sé cómo manejar esto. Quisiera hacer como ella que no se molesta tanto por
eso, y hace mucho más que yo y en menos tiempo.
Bueno. Después de horas de trabajo veo los
resultados, y debo decir que mi querida Vanessa terminó de hacer todo, yo
llegué hasta la parte eléctrica y de ahí partí a bañar a mi pequeña hija, que
le sumó a mi ánimo una cuota de enojo con su carácter luchador y que no sabe
aceptar un no. ESTUVO TERRIBLE. Lloró todo el rato por que no la tomaba en
brazos. Estaba ocupado en los nombrados quehaceres y ella quería estar en
brazos, y en los míos, no en los de su madre. Y le negaba la petición por dos cosas: una, que estaba
ocupado; y dos: que no quiero que se acostumbre a que se satisfagan sus
demandas en todo momento. Quiero que entienda que hay momentos en los que debe
esperar y ser paciente. Ojalá me encuentre en lo correcto. Al final de tanto
llanto la llevé a bañar, ya que eso la relaja mucho.
Mi mujer amada terminó de ordenar, hizo el
almuerzo, lavó algo de ropa y preparó la mesa. Como si fuera un juego…
La casa estaba hermosa. Podía sentir en el ambiente
el aire renovado, una cosa fresca que daba alivio. Que mezcla de sentimientos.
Por un lado ese ambiente grato, el HOGAR vibrando en una paz de renovado
sentir; y por otro lado mi pena de no haber actuado con más conciencia,
voluntad y energía positiva en esto.
Bendita mi mujer que me da clase y no estudia
hermetismo.
Es todo por ahora. Ya es tarde otra vez. 01:04
am.
No hay comentarios:
Publicar un comentario